LA VIRGEN DEL RIO
EN LA HISTORIA DE SAVIÑÁN.

Por Florentino Nonay.

Publicado en revista "Enebro" nº:41, de marzo de 2004.

La junta de nuestro periódico "EL ENEBRO" me pide que escriba algo sobre la Virgen del Río. Accedo gustoso a esta petición en la que hablaré un poco del pasado, basándome en los datos de la historia de Sabiñán que recopila D. José Gracián, también sobre la imagen, y de la historia reciente de la que fui testigo.

DESDE LOS ORÍGENES HASTA LOS AÑOS CINCUENTA.
Los templos o lugares de culto cristiano en Sabiñán se supone que aparecen a partir de 1120, después de la expulsión de los moros. En virtud del fuero concedido por D. Alfonso I el Batallador se concede que una parte del diezmo se dedique a la construcción de lugares de culto o iglesias, y entre los pueblos favorecido por este decreto se encuentra Savinián, (Saviñán).
Uno de esos primeros lugares fue la ermita dedicada a la Virgen del Río, más conocida por Santa María la Mayor, situada en el actual matadero o macelo, y cuya estructura visible no hace dudar de sus orígenes. En el 1419 hay documentos que afirman que tenía su Vicario, Capítulo, campanario y cementerio propios. Estaba sostenida por la "Cofradía Mayor" que integraban vecinos de Paracuellos, Embid, y los Santos, (Campiel) y tenía rentas de tierras propias y otros ingresos.
Los cuatro pueblos acudían con devoción a esta Virgen para pedir la lluvia, y se supone que la construcción del templo y el esplendor de las fiestas que se celebraban es anterior a la del azud de Embid, y que una vez construido éste y tener menos dependencia de la lluvia, fue bajando el nivel de la devoción.
El título original era Santa María la Mayor, y va tomando en nombre "del Río" por acudir a ella en tiempos de sequía, y porque lo hacen los cuatro pueblos situados en la ribera del río hasta Calatayud. Una tradición busca los orígenes de la imagen bajando por el río en una de las frecuentes riadas del Jalón, pero no parece que sea éste el origen del nombre, aún suponiendo que fuera así.
La imagen es propia de esta época. Es una virgen de las llamadas de peana, porque solo tiene el busto o medio cuerpo luego se levantó con unas maderas para darle la altura actual y vestirla con mantos, algo muy propio de épocas posteriores, pero que priva a los fieles apreciar la belleza artística. En nuestro caso la peana o base era una bonita combinación de ángeles y dibujos policromados en oro, pero que al moverla para sacarla en procesión salió totalmente destrozada por la carcoma. El "Tio Paco el carpintero" tuvo que hacer filigranas para poder sujetarla. De eso fui testigo.
La fiesta se celebraba el 8 de septiembre con una suntuosa comida para todos los cofrades. Al ceder importancia la petición de la lluvia por la construcción del azud, la mayor parte de los gastos de la lleva la comilona y se empieza a abandonar el culto. A partir de 1500, obispos como D. Pedro de Luna, Cerbuna, (fundador de la Universidad de Zaragoza) o el Obispo Terrer, insisten que no se gaste tanto en la comida, que se atienda más a los cofrades pobres y que se cuiden las necesidades del templo. En 1618 se supone que ya estaba construido el retablo y que sería el que ahora tiene en la ermita de San Roque.
Pero la ermita no recibía las atenciones que precisaba, y más teniendo en cuenta la humedad que transmite la proximidad del río. Se hundió la torre matando a un pastor, y en unas inundaciones, a comienzos del siglo XIX, se desplomó parte del edificio, obligando a subir la imagen a la iglesia parroquial. En 1820 se bajó de nuevo a su ermita en una gran fiesta en la que hubo cohetes y la música de los barberos de Sestrica.
En 1860 hubo de cerrarse definitivamente y se subió al lugar que ocupa en la ermita de San Roque.
Durante la restauración de dicha ermita, la imagen de la Virgen estuvo en la Iglesia parroquial de S. Miguel de la Señoría, en la nave central de lado izquierdo, y restaurada la ermita del Santo volvió al lugar que hoy ocupa.
Queriendo el municipio hacer un macelo o matadero, decidió situarlo en las ruinas de la ermita, aunque al principio no contó con la oposición de los obispos que no consideraban el destino más adecuado por su carácter religioso, y se presentaron ofertas para que fuera destinado a escuelas u hospital. Todo este deterioro llevó paralelo el descenso del fervor popular en torno a la Virgen.

UN RENACER PASAJERO
La devoción popular nunca olvidó la tradición de hacer rogativas en los tiempos de sequía. Yo recuerdo en mi infancia alguna de ellas a San Roque o a la Vera-Cruz. Pero en las gentes de nuestro pueblo quedaba el eco de la historia y en estas situaciones se oía con frecuencia: "Y por qué no sacamos a la Virgen del Río"
Era la primavera del 1953 y había una gran sequía en toda la zona. La gente se hacía esta pregunta, y un grupo de mujeres, encabezadas por la Sra. María Sanz, esposa del "Tio Casimiro Villalba" hombre muy popular entre todos nosotros por sus curiosas aventuras, se presentó ante el párroco, Mosén Doroteo Lamana Corona, para pedirle que bajara a la Virgen de Río en procesión y se le hiciera una novena en la parroquia para pedir la lluvia.
No le pareció mal la idea al venerable y enfermo párroco, ni a su coadjutor D. Santos Jiménez Zapatero, y el día 14 de Abril de 1953, (todas estas fechas las recuerdo especialmente por estar vinculadas a acontecimientos de mi familia), se adaptaba la imagen a una peana, cosa que no fue fácil dado el mal estado en que se encuentra la talla, y se bajó en procesión a la parroquia. En principio todo fue bastante normal, una asistencia notable a la procesión y un grupo apreciable a la novena que el mismo párroco compuso para el caso. Pero al quinto día, como decía la crónica que el Sr. Tomás Asensio escribía en "El Noticiero", periódico de gran tirada en el Aragón de entonces, "las nubes abrieron sus compuertas" y empezó una lluvia permanente que regaba los campos y hacía salir los barrancos y manantiales.
La vuelta de la Virgen a la ermita fue uno de los actos más multitudinarios que yo he conocido en el pueblo. Sabiñán tenía entonces su censo cumbre, 1670 habitantes y pocos se quedaron sin acudir, aunque la lluvia no cesó y había que protegerse como se podía. La gente cantaba entusiasmada y los vivas a la Virgen del Río eran constantes. El grupo de mujeres adaptó un estribillo sencillo y popular que entonaba una de ellas y repetía todo el pueblo. Recuerdo alguno de ellos:
Estas son algunas de las tonadillas, que se nos quedaron, entre otras muchas. El coadjutor, Mosén Santos, era un hombre de mediana edad, vasco de procedencia, que había estado muchos años de misionero en la Pampa Argentina. Vino a estas tierras por razones de salud y se hizo popular por su forma original, mezcla de tantos acentos, en la que gritaba: "Viva la Virgen del Rió" Era frecuente oír su imitación en cualquier lugar del pueblo y a cualquier momento.

Virgen Sagrada del Río, que por el río bajaste,
te quedaste en Sabiñán para venir a adorarte.
Los pájaros piden agua para beberla en los charcos,
y nosotros la pedimos para regar nuestros campos.
Hasta las golondrinicas se están vistiendo de luto,
de ver que no cae el agua y se nos secan los frutos.
Que nos vamos, que nos vamos, Sagrada Virgen del Río
aunque nos vamos se queda contigo nuestro cariño.

 

 

 

 

 

El eco de esta experiencia fue profundo y durante varios años se repetía lo novena y procesión con desigual respuesta por parte del pueblo. Pero el mismo hecho de la repetición, el que la economía del pueblo dependiera cada vez menos del campo, y tener el agua en un grifo en cada casa, fue arrinconando cada vez más a esta Virgen a su hornacina de la ermita. Allí, hoy, nadie la mira, y no sólo para rezarle un "avemaría" o una salve, sino, ni siquiera, para apreciar su belleza artística que recuerda el románico, aunque tiene al niño en el lado izquierdo, y que habría que datar entre el siglo XIV- XV.
He pretendido ser fiel a lo que se me pidió. ¡Ojala sirva para conocer mejor nuestra historia y empalmar con nuestras raíces y saber actualizarlas de la forma que los tiempos y cultura actual requieren!.

Primer plano de la Virgen del Río.

El "Macelo" o matedero de Sabiñán, antigua Iglesia donde estuvo la ermita de Santa María la Mayor y el retablo de la Virgen del Río.

 

 

 

Retablo de la virgen del Río en la ermita de San Roque.

 

 

Iglesia de San Pedro Apostol, donde estuvo la virgen del Rio tras desplomarse su Iglesia.

La Virgen del Río también paso por la Iglesia de la Señoría cuando se estaba restaurando la ermita de San Roque.

 

 

 

 

 

 

 

Ermita de San Roque, segundo lugar por donde pasó la Vigen del Río.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Virgen del Río en su retablo de la ermita de San Roque.


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